requiem

Y no sentirte en cada pisada dolorosa, ajena, hará de mis pasos tu lánguido recuerdo. Ahógame, hielo, que yaces invernal en emergentes voces y agotas alíbido y consuelo. Llórame en la tarde, hazme detalle en la noche. Que no caiga una hoja por tu presencia, ni halaben pintadas en lejanas fotos. Asesina, con rígido ánimo, lo que cambió en nosotros y ahora aprieta, huele a cuero; asesina, con rígido ánimo, brillante y anestesiado azul velo.


Que al oir una vez más, ese crujido hambriento bajo mis pies, supe que, al reconocerte ante tanto escombro de primavera, algo había muerto esa tarde. Pintorescos cálidos rojos y embotellados marrones. Hazme lluvia, una vez más, atravesada en mil papeles y amante de quien nunca amo. Hazme bizarra y somnolienta, quejido estupor. Corre y ven, ponle color. El otoño ya está aquí.