
Se apoya y se coloca la falda.
Sale humo de su boca,
aunque en realidad no se guarda medias tintas.
Dime niña, que ni esas piernas ni esa cara te haran volar;
que ninguna de estas noches es para beber y calmar el ansia.
Vuelve a colocarse la falda,
y después de un fuerte suspiro, me reclama.
Tentación.
ResponderEliminarMi musa es una brisa de humo gris.
Buena foto.