20080918

breve historia de la rutina

Esperar sentados a que nos coma la rutina;
devoradora de caricias y añoranzas,
no hay lugar para el capital pecado cuando
ella se hace notar entre los poros de la piel.

Castra las visitas de la calle que nos invaden
asomados por ventanas dibujadas en el aire
que no ayudan al suicidio colectivo
de las horas muertas entre lejanos bastidores.

"¡No corras!", le dijo el ansia a tu cuerpo
no lo hagas mientras la rutina te observa a tu paso.
No quieras gastar la vida entera en una carrera,
tumbada en las arenas de los relojes que agotan el dia.

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