20090922

Alicia sin ciudad.

Noches en blanco satén. Llegan las lluvias, el frío. El asfalto nos amarra.
Como Alicia sin ciudad. Alicia encadenada. Ducha, relámpagos y me meto en la cama.
Durmiendo con fantasmas, resulta conmovedor sentirse desabrigada.
Y llega la mañana, desaliñada, pálida. Se encuentra cálida en la distancia; me despierto aturdida y se que ella está allí. Para salvarme el pie derecho, para salvarme la caída enmarañada. Huele a tostadas y todo se torna azul. Mi vista azul, la pared azul.
El cercanías se retrasa y los edificios agigantan. La misma duda de siempre,
¿qué hace ahí esa ventana? El banco rojo. El bolso repleto, aunque no por eso las pequeñas cosas pierden autoestima. Bono caducado y llueve en la ciudad.
El móvil no suena. Perfume o carmín, mejor que nada. Se sienten los abrazos de los que van
y la nostalgia de los que llegan. Aunque no me toque a mi.
No hay tortugas en Atocha, pero tu pelo y tu piel no me abandonan. Estás delgado
y tatuado, a mi no me importa, porque llamas y hablas, dialogas y dramatizas.
Estás ante la nada. Noches en blanco satén. Alicia sin ciudad. Durmiendo con fantasmas.

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